Solo aquí, qué bien, me
parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso.
Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que
ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela
que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera
del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si
estuvieras así. Mantente ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en
esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más
tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien,
tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir
así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien,
estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear.
Tú no la mataste. Estaba
muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no
la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui.
No pensar. No pensar. No
pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy
tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me
pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no
pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada
en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo
también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para
hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete
días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas
que quieras y nadie te lo puede impedir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario